Capítulo.-51
El encinar revolucionado.
Durante el pasado campeonato europeo de futbol, las
lecturas fueron suspendidas con el fin de que todo el mundo que quisiera
pudiera ver los partidos por televisión en la sala de video conferencias. Si
era la selección de Portugal la que jugaba contra otra selección, todos
aparecían vestidos con el uniforme de la mencionada selección, todos ellos
pintados con la bandera Portuguesa en diversas partes de su anatomía. Si era la
selección Española la que se enfrentaba a otra de las participantes en el
campeonato, ocurría lo mismo todos vestidos con el uniforme de la selección
Española e igualmente pintados con la bandera de España. Los problemas
surgieron el día que se enfrentaron ambas selecciones, ese día cada uno
vestía con el uniforme de su Nación y portaban pintadas infinidad de
banderas en su anatomía e incluso eran más grandes que en los demás días.
Entraron ya separados los gatos Españoles de los gatos Portugueses, cada grupo
llevaba un portaestandarte con su correspondiente bandera y se sentaron
separados, a la máxima distancia que la sala de video conferencias permitía.
Ante tamaño acontecimiento, Don Patrocinio que había previsto lo que podía
ocurrir entre las dos aficiones, se sentó en el centro, a una distancia
equidistante de los dos grupos. Se habían repartido bandejas repletas de los
afamados piensos “FAISÁN” a los dos grupos y a Don Patrocinio su comida preferida,
se le habían dejado dos rollos de alambre de espino acerado. Sabedor de lo que
podía llegar a ocurrir, pidió que le trajeran otros cuatro rollos más, estos
cuatro no eran para comérselos, sino para extenderlos adecuadamente entre los
dos grupos con el único fin de evitar alguna desgracia entre las dos aficiones
en caso de que los ánimos se exaltasen en demasía en alguna jugada dudosa.
Durante el partido hubo varios penaltis según la afición portuguesa a favor de
su selección y que el árbitro se había comido y por parte de la afición de
gatos españoles me pareció que decían que el árbitro se había comido algunos
más a favor de la selección de España.
Don Zacarías ordenó al mejor porquero
psicólogo –Eumeo- que estuviera muy pendiente de Don Patrocinio en caso
de que abandonara la sala, pues al ritmo que iba comiendo el alambre de espino,
puede que saliera a hacer un pis. Si lo ves que sale –le dijo- lo acompañas y
que haga pis en el estanque de agua que para sus pises tenemos preparado, no
sea que se nos despiste y nos seque alguna de las majestuosas encinas.
Don Patrocinio ha asistido al partido adecuadamente
vestido con el fin de no tomar partido por ninguna de las dos aficiones,
pues para él todos son sus empleados.
Una vez que el partido terminó con el resultado de
todos conocidos y en el que España se impuso en la tanda de penaltis, Don
Zacarías se dirigió micrófono en mano a todos y de la mejor forma que pudo
felicitó a todos los asistentes, a unos por la victoria y a los otros por el
valor, esfuerzo y tesón que habían puesto en el partido sus representantes.
Además dijo a la afición portuguesa que la culpa de que hubieran perdido de
forma tan honrosa, pues cara la habían vendido, no era de ninguno de los
jugadores contendientes, la culpa es de la Carbonero, la novia de Casillas, que
a buen seguro, y como periodista a pie de campo, habría distraído con su
belleza a los jugadores portugueses en el momento de lanzar los penaltis, pero
sobre todo esto - continuó- es que tiene sometido a Iker a un curso intensivo,
en el cual le entrena en la forma adecuada, para parar dos balones al
mismo tiempo.
Ya fuera de la sala, las dos aficiones, han quedado
en jugar un partido de futbol entre ellos el próximo día de descanso, todo ello
con el fin de limar asperezas y confraternizar.
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