lunes, 16 de abril de 2018

Capítulo.-37 Eumeo y su teléfono.


Capítulo.-37

Eumeo y su teléfono.


El día que llegué del viaje como acompañante de Patrocinio y que más de dos meses había durado y que quedará para los anales de la Historia, después de una copiosa  cena y a ruegos de Don Zacarías y de Patrocinio, me quedé a dormir en el chalet que en sus tiempos ocupó Don Kerkus, los motivos que alegaron para que desde ese mismo momento pasase a residir en el encinar los expuso Don Zacarías con meridiana claridad, de momento me ahorraba el pago del alquiler del apartamento y todos los gastos que en electricidad, agua, calefacción y un sinfín de gastos más, pero de entre todos los que me expuso, uno de los más importantes era el desplazamiento diario que tendría que hacer para en cuanto se pudiese, seguir leyendo el contenido de la carpeta y sobre todo pasar la contabilidad de la explotación de cerdos ibéricos que Patrocinio había puesto bajo su dirección, las facturas están apiladas convenientemente y clasificadas por fechas, hay tal cantidad de ellas que en una oficina a la cual se accede desde la sala de lecturas y en la cual ha instalado una caja fuerte de absoluta seguridad las  tiene guardadas convenientemente, me comunicó que había ordenado levantar acta notarial de todos los bienes e inversiones que Patrocinio ha realizado para montar su negocio, con lo cual -dijo- tienes los medios necesarios para empezar mañana mismo, eso sí en jornada laboral continua, mañana verás- prosiguió- que está montada con las técnicas y adelantos más modernos. Ante todo este cúmulo de consideraciones, no me quedó otro remedio que aceptar la propuesta, quedamos que al día siguiente iría a buscar mis efectos personales al apartamento y ya, desde este mismo momento me entregaba todas las llaves del chalet para que pudiese disponer de él a mi antojo.
A la mañana siguiente cuando me desperté ya estaba Don Zacarías dando órdenes a todos los empleados, pues la plantilla había aumentado considerablemente con gatas expertas en limpieza y una cuadrilla de diez gatos expertos en extraer el corcho de los alcornoques y en podar encinas y que había contratado en Portugal.
Una vez distribuida la jornada laboral, ha llamado al porquero psicólogo al que apoda Eumeo y le ha rogado que nos acompañe no ya a la sala de lecturas, pues cuando hemos entrado en ella y la he visto, tal y como está equipada más bien es una sala de conferencias, equipada con las más modernas tecnologías en comunicaciones y no hablemos de lo que debe haber invertido en ordenadores, una fortuna, desde ella se pueden mantener video conferencias a cualquier parte del mundo, pero lo que en realidad interesa es un apartado al cual se puede acceder por una puerta trasera y desde allí y por video conferencia poder mantener comunicación con el veterinario, al mismo tiempo que este puede ver el animal que en un momento determinado pudiese caer enfermo y emitir el informe correspondiente sin necesidad de desplazarse. Todos estos adelantos nos ha dicho que redundaran en rapidez a la hora de diagnosticar al animal enfermo y el consiguiente ahorro en desplazamientos.
Una vez que todo me ha sido mostrado se ha dirigido con una  total y absoluta seriedad a Eumeo y le ha ordenado que se quite los auriculares que lleva puestos y que están conectados a uno de los teléfonos de última generación que en el mercado existen. En el momento de quitárselos, hemos percibido una muy buena música y cuando le ha preguntado que si escuchando música todo el día pueden cumplir con su cometido laboral como los cánones de la Santa Madre Iglesia mandan, Eumeo ha respondido que como personas cultas que son, con el primer sueldo que les pagó se habían equipado de los teléfonos para poder leer la prensa y sobre todo poder escuchar música clásica, pues es muy relajante.
Una vez dadas las explicaciones sobre los teléfonos y el uso que de él hacían, Don Zacarías se ha dirigido a la puerta trasera de la sala de video conferencias o de lecturas, llámenla como quieran, la ha abierto lo imprescindible para que por esta pudiera salir Eumeo y le ordenó que podía incorporarse a sus quehaceres diarios, en el momento en que este salía, Don Zacarías cerró la puerta en el momento justo para poder dejarlo con toda su anatomía por la parte de fuera excepto los cuartos traseros que quedaron por la parte de dentro, de tal forma lo aprisionó que Eumeo dio un bufido que posiblemente se oyó por todo el encinar y en esta difícil e indefensa postura le espetó: “Esa música que estabas escuchando, es de muy buena calidad, pero música clásica desde luego que no es, o me das el nombre de la emisora con su correspondiente URL o de aquí  no escapas, Eumeo en un principio se  resistió, pero al primer achuchón que Don Zacarías le dio con la puerta cantó no como un loro, sino como lo que es, un invertido, le dio la URL de la emisora y el nombre de la misma, "radio Jénia", está en Lugo, la provincia de donde es el desaparecido, no en combate, sino en una gasolinera, la emisora, está justamente en la ciudad donde se encuentra la famosa gasolinera que el Gran Pepiño Blanco ha convertido en su segundo despacho, pues parece ser que ya no es Don JOSÉ. Una vez conseguido lo que quería, de muy malos modos le advirtió, que tenía que olvidarse de mentir, bien sabía yo que esta emisora que escuchabas no era radio clásica de R.N.E., no debes olvidar que esto es un encinar donde hay una explotación ganadera y  no un Juzgado de Violencia Familiar, en los cuales otra cosa no se hará, pero mentir en ellos sí que se hace y las consecuencias que por esas mentiras la sociedad gatuna de este País está pagando son muy graves. No sabes que por esas mentiras se han suicidado en España más de diez mil   gatos, desde que la Ley de Violencia Integral de Género entró en vigor, y que mucha culpa la tienen los psicólogos con sus falsos informes, pues "las entrevistas" que le hacen al acusado no se graban y de esta forma emiten y opinan lo que les viene en ganas, mucho adelanto para lo que quieren, pero en esto, al no ser grabadas somos un país tercermundista, todo ello para que el acusado no escape vivo del tribunal que le juzgue.
Acto seguido abrió un ordenador y me rogó, que sintonizase la emisora que Eumeo le había indicado y me rogó que el primer trabajo que tenía que hacer hoy es que la citada emisora se pueda escuchar en ESTA SALA.
Dicho y  hecho, en menos de diez minutos la he sintonizado y con los medios adecuados ya la tenemos en la sala, la he dejado para que sus melodías comiencen a oírse de forma automática al encender cualquier ordenador y si a alguien no le gusta, no tiene más que quitarle el volumen.
Después de esto, y sin esperar más, me he dirigido al apartamento que tengo alquilado con el fin de traerme todas mis pertenencias personales al chalet que Don Zacarías ha puesto a mi disposición.   


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